No contestar el teléfono.
Esa es la indicación que recibí de mis superiores hace quince años, durante los días en que el golpe de estado era inminente.




No contesté el teléfono el último mes.
Olvidé el cumpleaños de mi madre.

Una de mis exmujeres consiguió el número y marca cada hora para reclamar mi participación en su aborto.

Mi actual pareja no decide dónde guardar los cubiertos, si en la alacena de la cocina o en la vitrina del comedor.




No contesto el teléfono.
Llaman para pedir informes sobre becarios que murieron en el extranjero durante la década de los setenta.
Solicitan datos sobre proyectos de investigación en universidades del norte del país que han sido clausuradas.
Preguntan sobre las hojas de un cuaderno que perdí a los dieciocho años.



No contestaré el teléfono.

Los edificios de la ciudad ya no existen, del otro lado de la línea una voz de mujer me amenaza de muerte.

Todos los aparatos están intervenidos.

Otra vez se habla de la inminencia de un golpe de estado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ah pos está bueno el individualismo y simpre el no del nadie. lpvhdtpypecdmetth...

dèbora hadaza dijo...

uy que apocaliptico...

bueno tu actual mujer tiene el mismo problema que mi mamà.

Elefante
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costasinmarcostasinmar