Hay dos maneras de ver fotografías que me gustan. La de los
niños, haciendo preguntas, poniendo sus juguetes sobre esos recuadros de
colores, indagando sobre ese hombre que no conocieron y es su abuelo o sobre
una casa que se cayó o sobre el tamaño de los autos. La otra, es la de los
personajes de las películas de ciencia ficción, sobretodo las que adaptan a
Philip K. Dick: en ellas se analiza cada detalle para reconstruir una época,
para aclarar una identidad y su tiempo. En estas dos formas hay una mezcla de
confianza e incredulidad. Ese mundo existió pero resulta ajeno, ¿en realidad
las personas usaban esa ropa, esos peinados? Hay una sospecha aun cuando esas
imágenes se asimilan como parte de nuestra personalidad. ¿Cuántos de nuestros
gestos, el movimiento de las cejas al mentir, la contracción de los labios al
masticar, son idénticos al del abuelo que murió dos años antes de que
naciéramos? ¿Cuánto de lo que nos caracteriza es la herencia de personas que
aparecen riéndose en una foto? ¿Cuánto de la voz, de los dientes pertenece a
nuestros padres que se acabaron por la diabetes, por la enfermedad de los
nervios?
Don
Marcos
¿Usted siempre usó gorra?
Sí
mijo
lo que casi nunca usé fue la cabeza
don Marcos ¿cuántas veces lo deportaron?
una o dos
¿Perdió la cuenta Don
Marcos?
mijo perdí todo.
Álbum de rejas.
Omar Pimienta.
Liliputienses.
2016.
Lee el texto completo en Salida de emergencia, Terraplen.
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