recibo un mail en el que se habla de enfermedad de hoteles y de felipe granados
no enciendo las lámparas de mi oficina
pienso en las palabras que debería enviar a casas/pedrojuan/delillo/rodrigoreyrosa
escucho la única canción que realmente me interesa en vivo de los arctic: potion approching
en esa cama se deben estar pudriendo los condones
salgo y las calles son los números rojos de los taxímetros
los hombres que cenan y que en la barra dejaron un envase con refresco rojo
mi madre me advertía acerca de las paletas redondas
de los autos a toda velocidad
de los pájaros negros que se posan en las ventanas de los hospitales
de mi abuela a punto de decir algo gracioso acerca de lou reed
acabo de decidir que mi siguiente tatuaje
será un valiant 78
aunque no lo sepas cada uno de los mensajes
está dirigido a joyce
y granados está en una esquina
acariciando un gato naranja
viéndonos como quien mira
una nave espacial
llego a casa
hay cereal
hay cables de los que cuelga la ropa
enciendo el radio
y son los yeahs
y la necesidad de no escuchar lo que sucede al otro lado del muro
la llaman la tercera guerra de los balcanes
más bien una estrategia de los cartógrafos
he dejado la época
en que terminaba mis cuentos con el personaje
en la cafetería
observando el anochecher
y en los audífonos la primer canción del kid a
a vili
y a los kikín por nuestros frankeinsteins
5 comentarios:
olerás a café...?
olerás a maja...?
café
hay unas píldoras de aceite de orégano, son mejores que cualquier antibiótico.
Esa rolita de los Arctic se me hace familiar del Incesticide.
La sábila cura todo, dicen los viejos sabios...
abrazos, Monique.
me gustó,sobre todo el gato naranja.
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