Periférico sur 2114: Quiero saber qué tienes adentro aunque no tengas nada quisiera saber


Pegarse a la pared y sacar los cigarros uno por uno. Hace rato escuchaste cómo a un punk le gritaron: ¡el concierto del Vómito Nuclear es en Tláhuac! Ahora a contrapelo, sin tener dieciséis, habría sido extraño que uno de esos tipos maquillados entre el ruido de los coches y las pláticas dijera: ¡el concierto de los Melvins es en Washington! A saber, el concierto sería de tres bandas y cada una más obscura que las otras. Eso no importa. Lo recalcable aquí: regresarías caminando a casa pues era la primer tocada que no quedaba a tres horas. Voltear y no sonreír: nadie conocido, nadie por conocer, piensas en tus suposiciones más dramáticas.


Primer grupo: cada vez que el tipo con su videocámara pasa frente a donde tú estás, le mientas la madre, lo mandas al carajo. Incluso los monos esos que parecen carcerberos de los infiernos creen que estás drogado o enfermo. Al final de la actuación, el tipo se lanza del escenario contra ti y por única vez en la vida ganas una pelea, hasta una patada en el cuello le acomodas y recibes el aplauso de los hardcoredarks.


Segundo grupo: mounstruos y monigotes más horribles que los que están en el público.


Tercer grupo: Las leyendas eran ciertas: si estás hasta el frente sí le ves los calzones y los ligueros a Rita. A un lado tuyo se abre un valla y corres y dos tipos te lanzan contra la cabeza y los hombros de otros tipos.


Al final caminas durante cuarenta minutos y al llegar a casa en la puerta hay un papel donde te urgen a comunicarte con tu madre. Lo haces desde el teléfono público más cercano: Detuvieron a tu padre por orinar en vía pública. Después de unos momentos la voz te aburre. Cuelgas. Regresas a casa y piensas que sería bueno que hubiera algo de comer que no fuera cereal.

1 comentario:

Débora Hadaza dijo...

esta parte me gusta más

rimer grupo: cada vez que el tipo con su videocámara pasa frente a donde tú estás, le mientas la madre, lo mandas al carajo. Incluso los monos esos que parecen carcerberos de los infiernos creen que estás drogado o enfermo. Al final de la actuación, el tipo se lanza del escenario contra ti y por única vez en la vida ganas una pelea, hasta una patada en el cuello le acomodas y recibes el aplauso de los hardcoredarks.

Elefante
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