Pure fasted faces draw unto this feast

Imagino a un hombre que entra a una agencia de autos. Anda algunos momentos entre los vehículos. Rechaza la asesoría de uno de los empleados. Sube al auto negro. Cierra la portezuela. De la bolsa de la chamarra saca ocho fotografías. Las coloca en la guantera. Casi a las seis de la tarde el policia lleva al gerente las imágenes: una niña de once años sobre una cama; sonríe. El gerente las guarda. Por un tiempo las observa cada mañana. Una obsesión. Se percata de que el rostro de la niña cambia levemente en cada toma: la inquietud de la primera se convierte en confusión, miedo y placer en la última. Algunos meses. Conoce a una niña de once años, hija de uno de sus empleados. La fotografía en su casa. Un sábado entra a una agencia de autos.

Hace unas semanas una mujer me confesó: tengo la vida resuelta. No supe qué responder: vacilé entre sentir lástima y asco, entre pena y una felicidad enorme.

Encuentros durante la semana: una procesión con chinelos y en el ipod silversuns pickups, la súper agencia de autos accidentados don juan manuel, la cortina de un comex tapizada con papelitos de colores y recados amorosos, la totalidad de la familia materna, un chiste de mi padre (la sensación de que nunca podré ser tan gracioso): "anda, papá, dale a ciento cincuenta, te estuve presumiendo todo el fin de semana" "a ciento cincuenta sólo cuando voy de reversa, niño tonto".

Una nueva película en mi vida. La antigua duró muchos años. El soundtrack cambia, después de tanto, estas son las bandas que llenarán los primeros minutos del film: Amanda Palmer, Animal Collective, The Raconteurs, MSTRKRFT, The Ting Tings y tres discos clásicos-instantáneos: Third, In rainbows, Ghost I-IV.