¿Otra vez no irás al Coachella?


Disolverse literalmente en una obra, sepultado por las páginas escritas y por las que siguen en blanco, entregar el cuerpo a un proceso de vaciado total, quedarse sin líquido, sin sangre, sin fuerza, entregarlo todo a cambio de nada.
Desaparecer. Dejarse consumir por una obra, pero no tanto por su realización (proeza que bastaría para redimir cualquier borramiento) sino por su fracaso, por su imposibilidad, por esa majestuosa pila de escombros que la obra ya es antes de empezada: Alan Pauls.


Imagino un muro blanco con un pequeño cristal a una altura de unos 50 cm del suelo. A través del cristal un espejo y sobre él unas pinzas para depilar con el mango violeta. Título de la pieza: Mujer con violetas frente a su amante.


Imagino un cuento donde un hombre juega al melate porque en una pizarra lee que el premio es de 198 millones de pesos. Gana, pero el premio es sólo de 98 millones. Alguien pícaramente había añadido el uno. El hombre renegará durante varios años. No será feliz. Se sumirá en depresión. Al final regresa a su vida de asalariado, con su esposa e hijos. Piensa que lo mejor es la inmovilidad, lo ya conocido.
En realidad un cuento idiota que nunca escribiré.


Seis horas frente a un ventilador,
frente a una fotografía de varias fotografías de un estacionamiento vacío,
frente a libretas con números telefónicos de nadie,
frente a un monitor que cada quince minutos se apaga.

Antes de irte tócame un poco las nalgas: los ciento noventa segundos más interesantes del día.

3 comentarios:

Débora Hadaza dijo...

si

Anónimo dijo...

Sí que sería idiota sumirse en depresión por haber ganado 98 y no 198... pero disculpe usted tan exacerbado pragmatismo...

Anónimo dijo...

tsss, a mi me gust{o el final, quiero que me toquen ja
ja
ja

Elefante
,,
costasinmarcostasinmar