La profesora universitaria va a comer a casa del profesor universitario.


Les daré un pronóstico sobre el invierno: será frío, será obscuro... y durará el resto de sus días: Groundhog day.

Una habitación: dos hombres.
Frente a ellos un escritorio y una computadora.
Detrás un muro.
Las tres cincuenta de la mañana.
Ocho cervezas sin abrir.
Hablan.
Es lo que hacen cuando se encuentran.
Discuten sobre el momento que les atrae narrar.
Al más joven le gusta explorar las consecuencias apartir de un acontecimiento:
seguir los pasos de los personajes,
saber sus decisiones,
observar el camino que siguen.

(La muy puta iba a toda velocidad)


El otro que escucha muy atento pero se toca las manos con las manos contesta que a él le interesan los intantes previos y muy cortos que desencadenan la historia.
Y sobretodo el instante mismo de la acción, ese momento en que la trama, el destino se quiebran.
Las consecuencias no le importan.
Por lo general -piensa- los personajes tienen un periódo de transición, pero al fin luchan por alcanzar la normalidad, por llegar a una zona y un tiempo estables.

(Llegaron los cadáveres a las tres de la tarde. En una camioneta los trajeron -en masa, al descubierto- y todos balaceados como era de esperarse.)

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Elefante
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