Tuve en las manos la única copia en limpio de Casi Nunca hace unos meses.
Sada me mandó fotocopiar las primeras quince cuartillas para leerlas en su sala.
Además copié el final: un capítulo pequeño, rapidísimo y duro.
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Daniel Sada:
el pito dulce,
el imitador de Salvador Elizondo,
el tipo que nunca me invitó uno de sus cacahuates japoneses,
el man al que le robé libros de su biblioteca,
el escritor con el mejor inicio de novela en este puñetero país,
el mayor fan de Rulfo.
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Uno de los fantoches del boom dice que habrá un tiempo en que los lectores descubrirán a Sada.
Roberto Bolaño se quitaba el sombrero que no usaba para hablar de él.
Rey Rosa rié de uno de sus pésimos chistes.
En Francia se prepara la tradución de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe.
El mundo está listo para Daniel o este es el final de los tiempos.
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¿Qué hará este ranchero con 18, 000 euros?
¿Qué hará saludando a Herralde y a Vila-Matas?
Seguro reírse y decir: ya me los chingué, papá, ya me los chingué.
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Pinche Daniel puto ya te volaste la barda.
Ya la armaste, cabrón.
Ya te pueden ir mamando la verga los estudiantes de literatura contemporánea latinoamericana.
Estás del lado de los Detectives Salvajes.
De los Males de Montano.
Te hablarás de tú con los Pitol, los Pombo, los Marías, los Pauls.
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Lo que no te perdono Daniel es que no hayas escrito Casi nunca en un estadio de baseball.
Con una cerveza clara en el descanso de la butaca.
Hablando con alguien sobre las miles de reglas del juego.
Sobre las posibilidades que hay en cada jugada de cometer un error.
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Hay sólo tres cosas que agradezco de los dos años en que conviví con Sada:
a) El título de los libros que Rulfo le recomendó.
b) El título de los libros que él me recomendó: insuperable el Submundo.
c) Este consejo: en una novela, lo principal son los personajes. Pero no cualquier personaje, sino los que hacen, los que se mueven, los que deciden, los que se tiran a matar, los que apuestan y se rompen la cara, y se rompen la madre. Esos son los personajes que me gustan, son los personajes de las novelas que me gusta leer. Para qué quiero personajes tibios, que no se deciden, que se quedan en la orilla, en el home-plate con la carabina al hombro, esos que se pudran, que se vayan a la mierda.
5 comentarios:
nada que ver con tu entrada pero muchas gracias por tus comentarios en mi blog y que bien que ya hiciste las pases con el greñas, espero verte pronto extraño tu grotesca persona
¿Por qué censurar un comentario?
No sé man, seguro fue la pequeña grotesca de la angélica. Seguro se equivocó en algo (descontado lo de andar con el greñas).
La neta es que Sada se ablaba de tú con todos ellos, pero no tenía ni la "buena" prensa, ni el seguimiento mediático de otros mucho menos interesanes, como digamos unos señoritos mamones como los del "crack", esos sí creadores de personajes tibios, de hueva, de huevisisisima.
saludos jorge
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