Esa clase de gente triste que nunca sale del centro, de ciertas zonas del centro.


Era lunes. El hombre sintió una necesidad enorme de sentarse en una barra y pedir un trago. En el local había sólo tres clientes en la etapa última de la borrachera. Le sirvieron un vodka tonic.

Recordó lo que había escrito en el mensajero: ¿Acaso no somos unos hijosdeputa tiernísimos? Deseó mirarse en el espejo pero las muchas botellas se lo impidieron. Pensó en los meses recientes de su vida. Sonrió. Era más lo ganado que lo perdido, exceptuando la cuestión sexual. Pidió un bloody mary.


2 comentarios:

dèbora hadaza dijo...

claro, casi siempre hay que exceptuar la situacion sexual...

pfffff

Anónimo dijo...

Hasta el estilo más exquisito cuando se repite resulta aburrido, ¿no lo crees?

Elefante
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costasinmarcostasinmar