el exiliado voluntario sueña con el lugar en el que está


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la madrugada
en la que los muros de las casas
fueron embadurnadas de sangre de cordero
los gritos de las madres
al ver a los soldados entrar a los cuartos de sus hijos
porque habrían de morir los niños menores de dos años

las madrugadas en el barco
en las que el ruido de las olas semejaban voces
que provenían de una higuera ardiendo
te recostabas junto a ella sin tocarla
compartiendo el pan ácimo
y la última porción de dátiles
luego al amanecer
la observabas mientras vertía agua
entre las axilas y los muslos
era demasiado morena había dicho tu madre
con el pelo a la mitad de la espalda
no te ocultaba su vientre
pero no permitía te acercaras
tenía miedo
igual que tú




1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí me gustó éste,
amigo. Pensé que no
escribías.
De hecho me
dijiste que no
escribías.
Pero a mí me gustó
éste, amigo.

¿Te acuerdas de mí?
Zedryk

Elefante
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costasinmarcostasinmar