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imposible el hilo de huesos que asoman en el espalda
el treparse en troncos raquíticos de tanto espulgar
hablo de niños menores a los cinco
que se ahogan en cisternas que fibrilan hacia dentro
que planean el robo de contenedores de mercurio
y que los sábados se arracimaban en la mujer que jamás echó de menos sus rodillas
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