Meadas territoriales sobre los muros de la universidad.
Han pasado catorce años.
Camilille de Toledo lo dice así: La importancia simbólica del triple suicidio del año 1994: Ghérasim Luca, Kurt Cobain, Guy Debord. Ellos confesaron bruscamente que nada podía oponerse ya a lo real.
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Cualquier cosa que hagas ha sido filmada en una película, en una serie televisiva, en un reality.
Cualquier pensamiento ha sido expresado en un libro, en una revista, en un comic.
¿Sentimientos? Más bien remedos, plagios de los sentimientos de los personajes que idolatras.
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Habrá que unir a Macedonio con Madame Bovary.
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Desdeño los asuntos que ocupan a los hombres en general: la compra de un coche, los seguros de vida, la familia, el sexo, la familia, los negocios, el futbol, la moda, la familia, el Teletón, la rutina, el dinero, la familia. Me acabo de enterar de que mi grupo sanguíneo es 0 +, lo que me permite afirmar sin rodeos que soy cero positivo, luego oprimido y portador de la enfermedad de los maricones. Mis padres no entienden. ¿Cómo explicárselo? Estoy triste de no estar enfermo. Insisto. Cero positivo-seropositivo, es mi pogromo, mi discriminación, una legitimidad soñada para ponerme en la fila de los descarriados, de los parias, de los invertidos. (Punks de boutique, pp. 111-112).
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Luca ahora es un libro de portada azul y con el sello de una biblioteca.
Debord una fotografía en el suplemento del País.
Cobain el Rock Band y un hombre gordo, con barba de 27 años.
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