El padre de mis hijos
fue un hombre de palabra
moribundo les decía a las enfermeras
cuando le preguntaban cómo se sentía
acá estoy en la dulce espera.
Maestro en el arte de decir
inesperadamente por sorpresa
lo que nunca nadie quiere escuchar
ese hombre se estaba yendo
a parir su propia muerte.
pero cómo hablar de la muerte de él
si mis hijos mis ojos los ojos de ellos
puestos en el pasado miran el futuro
ellos que nacieron en una generación
donde el reality show da miedo
ellos seguramente quieren saber
si es verdad o es mentira
lo que una madre escribe.
¿Cómo hablar de la muerte entonces
sin haberse muerto?
Cuando ellos descuenten mi tiempo
el tiempo de su padre volverá a visitarlos
y otros duelos otros sueños
de infancia revisitada los fortalecerán
para la vida por fuera lejos
de mi cuaderno a rayas.
Por eso por ellos digo:
no hablé y no creo que hable
por ahora.
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