En La regata de las comisuras (Kriller71ediciones, España, 2014) Espinosa parodia la inteligencia y la ironía, las obliga a autoexaminarse, a convertirse en herramientas para desactivar cajas de represión, en instrumentos para detectar las epidemias y desastres que el sistema nos vende como paraísos.
La manufactura de una pieza de carey
Con el romance de nuestras obsesiones
podríamos construir una historia
de los cibernautas, y poco más. Y aun
así pediríamos dividendos. Por mucho
menos los delfines obsequian una
función de saltos, antes de que bajo
la psicosis de lo diáfano el mar cese
de ser creíble. Como ellos, yo vengo de rama
en rama, debiéndolo todo al deseo de
performar en grupo. ¿Me darás a cambio tu cuerpo,
que sea al mismo tiempo un cuerpo social?
Dejo un consejo entre las cajas. Ahora
que es política de Estado amar a los perros,
por qué no se abrazan al busto de una liebre
y lloran lo posible que no fue. Así
es, así fue. Nuestra performance nunca
fue, y llora una guirnalda de árboles.
Para leer más poemas de Espinosa en Territorios.
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