nanopigmento no tóxico


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Miro esas películas con De Niro joven,
y resultan más demoledoras que cualquier espejo.

Me percato de las horas desperdiciadas,
de la obsesiva gordura,
de la calvicia incipiente.

De Niro pasó de ser Travis
a esos personajes de ocasión:
policía, amante, maestro;
papeles que solo requieren
leer adecuadamente las líneas.

Debí hacer lo mismo:
cumplir con mi obligación de pater familia
y desmentir la felicidad de los otros cuerpos.

Como él, debí aceptar que lo más difícil
es hacer bien los papeles mediocres.
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1 comentario:

Débora Hadaza dijo...

Como él, debí aceptar que lo más difícil
es hacer bien los papeles mediocres.

esto no tiene abuela

Elefante
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costasinmarcostasinmar